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¿Qué es la discapacidad auditiva?

Los niños con discapacidad auditiva enfrentan dificultad para adquirir el lenguaje. El lenguaje es una forma de conceptualizar el mundo, entenderlo y explicarlo; también, uno de los medios que nos permiten adquirir conocimientos e información acerca de nuestras experiencias y de los demás.

A un niño con pérdida auditiva que no logra desarrollar un lenguaje le será muy difícil adquirir conocimientos y comprender los eventos a su alrededor. Esta guía ofrece algunas alternativas, en cuanto a actividades y materiales, para enseñar los conocimientos básicos al alumno con baja audición.

 

Implicaciones de la discapacidad auditiva

La pérdida auditiva es la incapacidad para recibir adecuadamente los estímulos auditivos del medio ambiente. Desde el punto de vista médico-fisiológico, la pérdida auditiva consiste en la disminución de la capacidad de oír; la persona afectada no sólo escucha menos, sino que percibe el sonido de forma irregular y distorsionada, lo que limita sus posibilidades para procesar debidamente la información auditiva de acuerdo con el tipo y grado de pérdida auditiva. La persona que no puede escuchar enfrenta graves problemas para desenvolverse en la sociedad,

por las dificultades para detectar la fuente sonora, identificar cualquier sonido del habla o ambiental, seguir una conversación y sobre todo comprender el lenguaje oral. Estas pérdidas repercuten en el desarrollo de las habilidades del pensamiento, del habla y del lenguaje; también en la conducta, el desarrollo social y emocional, y el desempeño escolar y laboral.

El grado de pérdida se especifica de acuerdo con el umbral de intensidad que una persona escucha. Se mide en términos de qué tan fuerte debe ser el sonido para escucharlo, y la unidad de medida es el decibelio. Una persona que sufre una pérdida de 60 decibelios puede oír sonidos como el ladrido cercano de un perro grande, un chiflido fuerte o el motor de un camión; pero no puede escuchar sonidos de menor volumen o intensidad, como las palabras en una conversación, el trinar de un ave o el agua de un río.

Causas y clasificación de la pérdida auditiva

Las pérdidas de audición se clasifican en función del momento en que ocurren:

Congénita (desde el nacimiento). Puede ser de cualquier tipo o grado, en un solo oído o en ambos (unilateral o bilateral). Se asocia a problemas renales en las madres embarazadas, afecciones del sistema nervioso, deformaciones en la cabeza o cara (craneofaciales), bajo peso al nacer (menos de 1500 gramos) o enfermedades virales contraídas por la madre durante el embarazo, como sífilis, herpes e influenza.

Adquirida (después del nacimiento). Puede ser ocasionada por enfermedades virales como rubéola o meningitis, uso de medicamentos muy fuertes o administrados durante mucho tiempo, manejo de desinfectantes e infecciones frecuentes de oído, en especial acompañadas de fluido por el conducto auditivo.

De acuerdo con el lugar de la lesión, las pérdidas auditivas se clasifican del siguiente modo:

Conductiva. Se caracteriza por un problema en la oreja, en el conducto auditivo o en el oído medio (martillo, yunque, estribo y membrana timpánica), lo que ocasiona que no sea posible escuchar sonidos de baja intensidad. Puede derivar de infecciones frecuentes del oído que no

se atienden correctamente.

Neurosensorial. Sucede cuando en el oído interno (sensorial) o en el nervio auditivo hay una lesión que va del oído hacia el cerebro (neural), la cual le impide realizar su función adecuadamente, es decir, traducir la información mecánica en información eléctrica. Así, no se discriminan diferentes frecuencias, de modo que no se puede diferenciar un sonido de otro y es posible confundir palabras como sopa-copa o no escuchar sonidos como una conversación suave o el canto de los pájaros. Algunos niños nacen con este tipo de pérdida y otros la adquieren por la exposición continua a ruidos fuertes o bien a un sonido muy fuerte.

Mixta. Se presenta cuando están afectadas la parte conductiva y la neurosensorial; o bien, según otra clasificación, si se presenta antes o después de la adquisición del lenguaje.

Prelingüística. Es la que sobreviene desde el nacimiento o antes de que el niño desarrolle la comunicación oral o el lenguaje, por lo regular antes de los dos años. En este caso, al niño se le dificulta mucho desarrollar el lenguaje oral, dado que no escucha las palabras y no sabe cómo articularlas, por lo que requerirá servicios especiales.

Poslingüística. Se presenta después de que el niño o adulto ha desarrollado la comunicación oral o el lenguaje.

Características de los alumnos con pérdida auditiva

Con base en las posibilidades de desarrollo del lenguaje oral, también se hace una clasificación de la pérdida auditiva. Incluso una pérdida leve de audición llega a interferir de manera significativa con la recepción del lenguaje hablado y el desempeño educativo. Niños con una pérdida auditiva ligera reportan retrasos en sus resultados académicos similares a niños con pérdidas auditivas mayores.

Los niños con pérdida de audición leve pierden de 25 a 50% del discurso en el salón de clases.

Debido a la frustración al no poder comunicarse y que los demás no los entiendan, algunos de ellos pueden presentar problemas de comportamiento manifestados en berrinches, enojos y, en algunas ocasiones, agresión.

Es importante mencionar que los estudiantes con limitación auditiva que se encuentran integrados en aulas regulares frecuentemente pierden instrucciones generales debido al ruido ambiental.

Esto trae como consecuencia que su rendimiento académico se vea afectado, así como la secuencia de las actividades en el aula, lo que desfasa el trabajo del niño.

Detección de la discapacidad auditiva

Los primeros años de vida son de suma importancia para que un niño pueda lograr un óptimo desarrollo del lenguaje, de su capacidad de aprender, de su sistema motor; más aún cuando presenta alguno de los factores de riesgo mencionados. La identificación de una pérdida auditiva en los primeros años de vida, junto con una orientación a los padres, puede ayudar a que el niño reciba la estimulación necesaria que le permita desarrollarse adecuadamente.

Enseguida se mencionan algunas conductas que tú o los padres pueden observar para saber si el niño pudiera tener un problema auditivo:

Un niño pequeño que después de los dos meses no muestra sobresalto ante cualquier ruido del ambiente.

Suele hacer mucho ruido cuando juega.

Un niño que al año de edad no balbucea o no voltea ante sonidos familiares.

Un niño que a los dos años da la impresión de que sólo entiende órdenes sencillas si no está mirando.

Un niño que a los tres años no es capaz de repetir frases de más de dos palabras.

Un niño que, cumplidos los cuatro años, no sabe platicar espontáneamente lo que pasa.

Cualquier niño que hable mal y que no se le entienda lo que dice a partir de los cuatro años.

Cualquier niño que tenga frecuentes infecciones en el oído.

Dice mucho “¿Qué?”.

Al llamarle no responde siempre.

Le cuesta seguir las explicaciones en clase.

Está distraído.

Está pendiente de lo que hacen sus compañeros e imita lo que hacen los demás.

Habla poco y mal y con frases sencillas.

Confunde palabras similares.

Se resfría a menudo.

Se queja de dolores de oídos.

Respira con la boca abierta.

Oye pitidos y ruidos.

No hace caso a sonidos ambientales (lluvia, el trinar de los pájaros).

Se pone tenso cuando habla.

No controla la intensidad de la voz.

Cuando trabaja en silencio, hace ruidos con su propio cuerpo.

Auxiliares auditivos

Existen diferentes enfoques y métodos para la habilitación y rehabilitación de las personas con discapacidad auditiva, pero no hay el método ideal o el mejor; dependerá del tipo de pérdida, la causa por la cual se originó la disminución en la audición y el momento en que se adquirió.

Los métodos más conocidos son el auditivo-verbal y la logogenia, metodologías que sólo pueden impartirse por especialistas en sesiones individuales.

El bilingüismo es una metodología relativamente nueva en nuestro país, en la cual se usa la lengua de señas mexicana y la lectoescritura como medio de comunicación.

El método oral y el auditivo-verbal requieren el uso de auxiliares auditivos; se recomiendan para alumnos que tienen pérdida moderada y hasta severa; la pérdida deberá ser detectada durante los primeros años de vida y adaptar los auxiliares auditivos lo más pronto posible para iniciar la estimulación auditiva, ya que en estos métodos se busca que los niños aprendan a escuchar, es decir, a detectar, discriminar, identificar y comprender los sonidos ambientales y del habla; así es como aprenderán a hablar y comprender el lenguaje.

Es muy importante aclarar que los auxiliares deben ser adaptados por un audiólogo, ya que deben adecuarse a las características de audición de los niños. Además se requiere el uso de un molde que sujetará el auxiliar y llevará el sonido hacia el interior del oído. Estos moldes están hechos de silicón, en la mayoría de los casos, y es necesario cambiarlos por lo menos una vez al año o conforme va creciendo la oreja de los niños. También los auxiliares usan pilas especiales, las cuales tienen una duración de entre una semana y 15 días, según la calidad y la marca.

 

 

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